segunda-feira, 12 de janeiro de 2015

Uno más de mi libro LEJANÍAS...

LA FRONTERA

            Está caminando por encima de ramas de árboles, grandes higueras y otros árboles más chicos... a veces pisa los ladrillos de muros o los caballetes de los tejados más altos de las casas… lleva de su mano gente desesperada que  piden que no los dejen, que no los abandonen… le dicen que ella tiene que llevarlos porque sabe como comunicarse, que hay que cruzar una frontera, que ella sabe el idioma que a ellos desconocen… y siguen así por horas… hay un niño, y hombres y mujeres… todos le dicen lo mismo, pero ella mucho no entiende porque hay que hacerlo… A veces, piensa en escaparse, en huir de esa situación, pero se dan cuenta como si hubieran leído su pensamiento y le suplican todavía con más desesperación…
            De golpe, María mira el techo de su pieza... conoce cada dibujito de cada una de las tablitas… el sudor le moja el cuerpo aunque no tenga calor… son altas horas de la madrugada…
            Ella es capaz de jurar que hace un rato estaba en otra dimensión. Que aunque no hubiera un barquito y nadie le ofreciera una monedita, estaba haciendo el papel de Caronte, tratando de llevar lejos  de la inundación, a estas almas que ya no pueden regresar a sus cuerpos.
            Ha sido así hace semanas. Desde esa madrugada trágica que nadie en su pueblo imaginó vivir un día.
            Y al acostarse reza, y pide a Dios que no la mande de vuelta a esta dimensión donde la tarea es tan ardua y donde no sabe bien qué hacer.
            Pero todo se repite noches tras  noches sin fin. Hasta que ya no está segura si ella es que está de Caronte o si es ella que busca quién la ayude a cruzar esta frontera en que el idioma no es lo  mismo de la gente de su aldea. 

           




sexta-feira, 12 de dezembro de 2014

Lejanías... uno más...

COLAPSO

María reza mientras maneja… un ojo en el marcador de nivel de combustible, el otro en la ruta en donde muchos coches están parados en la vereda y personas caminan o intentan hacer que paren los pocos automóviles que cruzan en disparada. Aprieta el pie en el acelerador y ruega a Dios para que no permita que atropelle a ningún desesperado… si ella también se siente así, desesperada…
Vive una pesadilla  que empezó cuando se despertó después del largo feriado de Carnaval… Sigue rezando mientras trata de ordenar sus ideas, tiene miedo de enloquecer, por eso revisa mentalmente todo lo que paso…
Había decidido aprovechar el feriado para descansar… dormir tras tomar alguna pastilla… en los últimos tiempos andaba cansada, estresada, y un descanso largo podría ayudarla… El viernes al llegar de su trabajo, hiciera una merienda, se bañara sin apuro, tomara las píldoras y se durmiera profundamente… se había despertado algunas veces, iba al baño, tomaba agua, comía una fruta, galletitas, yogurt… no se diera cuenta del tiempo que pasara… hasta que de repente le pareció que ya había dormido lo suficiente… piensa en bañarse, pero no hay agua…mira al celular, sin servicio… prende la tele, no hay señal…va hacia el living y pone el teléfono al oído… un ruido le avisa que no hay línea disponible…
Se acerca a la ventana y ve que abajo hay un bochinche, mucha gente caminando de un lado al otro y hablando… decide bajar para ver qué está pasando… está en el décimo quinto piso… y el ascensor tampoco funciona, no hay electricidad… baja por las escaleras, llega a la vereda exhausta… las puertas de los predios están abiertas, no hay porteros, todo le parece abandonado, caótico… intenta hablar con las personas en la calle, pero están tan desatinados que las palabras no hacen el menor sentido… ¿o será que ella es que ha enloquecido?     
Camina, como todos los demás, sin destino, y cada vez se siente más confusa… las puertas del mercado abiertas, muchas mercaderías desparramadas, embalajes rotos, pisoteados… y las personas ensandecidas…
Siente miedo, pánico… no logra entender lo que hablan… apagón… colapso… tropiezan unos con los otros, algunos se enojan, dicen malas palabras, otros lloran… Piensa en volver a su departamento… quince pisos para subir… sin luz, sin agua… poca comida en casa… Se acuerda del auto…en la prisa del viernes para descansar lo había dejado estacionado en frente al predio… se apura, por suerte sigue allá… aprieta en las manos el llavero con todas las llaves… del departamento,   de la oficina donde trabaja, y entre ellas, la de su coche… abre la puerta y entra… gira la llave, funciona… fijase en el nivel de combustible… poco menos de medio tanque… Cierra las ventanillas… el vidrio oscuro impide que la vean, da la partida y arranca lo más rápido que puede… al llegar a la salida de la ciudad se da cuenta que no sabe para dónde ir… por las calles sigue la misma película de terror con la gente desesperada, enloquecida, amenazadora…El miedo la domina y pisa más fuerte en el acelerador… y es cuando empieza a rezar, a pedir a Dios, a aquel Dios de su catecismo de niña, que no permita que ella atropelle a alguien, que la ayude a desviar de tantos desesperados y a aguantar a su propio desespero…
Así, como si estuviera en trance, llega a la ruta que une ciudades y países, y que, de la misma forma, está caótica… coches y camiones parados, personas caminando por la vereda, llorando, intentando parar los pocos autos que cruzan…
Reza en voz alta, grita por el Dios de su niñez… y le viene a cabeza una imagen tranquila, animales en el pasto, una represa, una zanja, una vertiente de agua adentro de una mata nativa… ¿Hace cuánto tiempo que no pensaba en este paraíso? La pequeña hacienda de sus abuelos, donde había pasado días muy felices cerca de la naturaleza…
Ahora ya tiene un destino… acelera, y reza y llora… Mira al punterito del combustible… ¿Será suficiente para llegar hasta ahí? No le importa, este es su destino y solamente esto le interesa…
La tarde cae, el sol se acerca de la línea del horizonte cuando ella avista la casa con sus árboles frutales alrededor… El paraíso perdido en los sótanos de su infancia… el caminito de tierra a ella le parece una pista de carrera, y acelera lo que puede… el combustible está en las últimas reservas, ya hace bastante que el marcador le dice…
En la elevación que falta para llegar al patio barrido y lleno de gallinas, el motor falla… el coche para a pocos metros de la casa… sudor y lágrimas escurren de su rostro… los perros ladran… por tras de la casa aparece la imagen encorvada del viejo Juan… un poco más encorvado que antes, pero el mismo Juan que la llevaba a pescar, que la ayudaba a cosechar frutas silvestres, a montar en caballos…
Al mirar a los ojos a aquel viejo, le faltan las fuerzas, cae en sus brazos como si hubiera encontrado el ángel que le puede abrir las puertas del paraíso…
No sabe cuánto tiempo estuvo sin sentidos, al volver escucha al viejo Juan en una alabanza a Dios por haber permitido que su niñita llegara, que se salvara del caos ocasionados por esa falla en los modernismos… En las manos del viejo, una taza de leche tibia que es todo lo que María desea en este momento para recuperar las fuerzas e intentar ordenar las ideas…

   

quinta-feira, 11 de dezembro de 2014

Textos do livro LEJANÍAS - publicado na Argentina....

LEJANÍAS

Laura está en su silla delante de la ventana. A través de los cristales mira el horizonte, sus pensamientos se pierden en las lejanías ya vividas.
Vuelve a sus tiempos de niñez donde jugaba con los hermanos, los primos y otros compañeritos vecinos. Tiempos en que todavía no se había dado cuenta de su condición de nena que un día se iba a volver mujer, esposa, madre… No, en estos días primaverales de su vida jugaba con todos y a nadie le importaba de que jugaban… a las muñecas, al escondite, al fútbol… todo eran juegos que servían para hacerlos felices y ellos eran solamente chicos pobres buscando ser felices.
Después, en la adolescencia, las hormonas hablan alto, siente deseos que mucho no entiende… los varones ya no tienen esa inocencia de antes… algo les pasa, ¡aunque nadie le explique qué les pasa a todos ellos!
El primer novio… el embarazo… sentir una criatura adentro suyo pateando como si jugara al fútbol… las responsabilidades de un nene llorón, que mama, y llora, y hace caquita, y llora,  y mama, y todo otra vez…Pero que hermoso es, con su carita de ángel y manitos que se agarran a sus manos, a su senos, a cualquier cosa que alcance agarrarse como naufrago buscando seguridad…
Laura esposa, Laura madre, siendo muchas a pesar de ser una solamente… La vida siguiendo su curso, lenta, inexorable... y a la vez ligera, no le permitiendo vivir, disfrutar, compartir… El tiempo se va y ya no vuelve…
Su nene crece, se vuelve adulto, ya no la necesita como antes… tiene sus amigos, su familia, sus cosas… sus hijos…
Laura abuela… rayo de sol a alumbrar sus días grises… pero este sol ya no es suyo… no lo puede retener… la soledad…
Laura sola, solamente Laura… su silla, su ventana, el horizonte a través  de los vidrios…
Las lejanías que sus pasos caminaron caben todas en esa ventana… la que sirve para mirar afuera y la que sirve para mirar adentro… Aquella que la deja ver el paisaje largo de sus días jóvenes, la otra que se acorta cuando la vida le pedía demasiado, y la de hoy, que se achica  cada día más, porque sus pasos ahora están como atados a esa silla, a esa ventana, a ese cuerpo encorvado…

Las lejanías existen tal vez para que uno pueda recorrerlas una y otra vez, y cuando el cuerpo ya no puede hacerlo, la mente sigue haciéndolo hasta que la memoria se gaste como  suela  de zapato tras mucho caminar.

segunda-feira, 8 de setembro de 2014

SE TU VIERES...

Se tu vieres a passos lentos,
olhar perdido no horizonte inexistente,
pronunciando palavras silenciosas,
podes estar seguro... aqui estarei!

Se tu vieres altas horas da madrugada,
pássaro em busca do ninho,
haverá calor e aconchego
neste leito vazio de tua presença...

Se tu vieres, ainda que seja tarde,
sempre será tempo...
porque tempo e espaço se confundem,
se perdem e se fundem
no momento em que duas almas se encontram...

Isso somente... se tu vieres!

Cleia Dröse


domingo, 6 de maio de 2012

MAIS UM POEMA...


         PRISIONEIRA

Minha alma não se conforma com o corpo que habita.
Por que não ocupou o corpo de um pássaro
pois teria a amplidão do espaço
que lhe daria maior liberdade?
Minha alma, na verdade,
quer do espaço, a amplitude,
mas quer, mais ainda, do amor a plenitude
que ainda não conseguiu encontrar
mas que não cansa, jamais, de procurar!
Minha alma, pobre coitada!
Vive neste corpo acorrentada,
desejando muito mais do que ele lhe pode dar.
E mesmo assim não desiste de amar!
Investe tudo o que possui de melhor
e até mesmo o que não tem
na esperança de encontrar o bem maior:
o amor pleno, que parece que nunca vem!
Minha alma é um pássaro preso
numa gaiola que se desmantela
e que,  qualquer dia destes,
voa feliz ...e  foge dela! 

terça-feira, 1 de maio de 2012


TEIA DO TEMPO


O tempo a tudo registra
em seus arquivos exatos.
Traçando uma teia completa
de cada um de nossos atos.

Registra rastros embaralhados,
nas voltas que a teia dá.
Leva a solidão de companheira
a qualquer lugar que se vá.

Semeamos tantas sementes,
mas só essa germinou.
Parece que o solo fértil,
só a solidão alimentou.

Somos infelizes condenados,
juízes de nossa própria pena.
Ao triste cárcere solidão,
o próprio homem se condena.

Por isso, a teia do tempo
é uma sentença cruel
sem advogado de defesa,
é assinada pelo próprio réu.
Cleia Dröse